GRASS / HIERBA

La sensibilidad con la que Keum Suk Gendry-Kim aborda y narra la descorazonadora experiencia de Lee Ok-seon (fallecida en diciembre del año pasado a los 94 años) es destacable, pues es con mucha compasión que en su dibujo retrata los horrores de los que fueron víctimas miles de mujeres a manos de las fuerzas imperiales japonesas, compartiendo así un testimonio importantísimo que contribuye a mantener estos hechos vivos en la memoria colectiva internacional, a la vez que aboga por la obtención de justicia por el sufrimiento físico y psicológico al que fueron sometidas las víctimas; justicia que por mucho tiempo les ha sido negada, pues aun cuando en 2013 se presentó un acuerdo oficial de reparaciones entre los gobiernos de Japón y Corea del Sur, en la realidad el primero continúa minimizando (o de plano negando) su responsabilidad. 

ÉRAMOS EL ENEMIGO

Guion: George Takei, Justin Eisinger, Steve Scott
Dibujo: Harmony Becker
Editorial: Planeta Cómic
Páginas: 232
Puntuación: ★★★★

Curiosamente, la primera vez que escuché de este acontecimiento (por el cual el país no ofrecería indemnizaciones y disculpas formales hasta 1988) fue a través de dos series de televisión (Never Have I Ever y The Baby-Sitters Club), y desde entonces quise informarme más, así que esta memoria de Takei me pareció bastante interesante e ilustrativa. 

LA VIOLACIÓN DE NANKING

Autora: Iris Chang

Editorial: Capitán Swing

Páginas: 328

Puntuación: ★★★★★

Lo leí en dos días, y me sentí como la primera vez que tuve un acercamiento al tema de la Alemania nazi y el Holocausto: profundamente horrorizada ante los niveles que puede alcanzar la crueldad humana, y los factores sociológicos y políticos que la facilitan. 

La Violación de Nanking recapitula los acontecimientos que se dieron en la  ciudad china de Nanking (entonces capital del país) cuando fue ocupada por el ejército imperial japonés (sí, de nuevo estos perpetradores de atrocidades) en diciembre de 1937. El relato de los hechos que Chang expuso en esta obra resulta muy conciso y completo, además de tremendamente desolador, ofreciendo así una revisión de los antecedentes, de los días de inconmensurable horror llenos de tortura, violaciones y matanza de miles de prisioneros y civiles chinos (se estima que la cifra de muertes rebasó los 300,000); de los individuos extranjeros que fueron un faro de luz en medio de tanto sufrimiento (incluyendo a John Rabe, un alemán nazi que salvó incontables vidas), de los posteriores juicios por los crímenes de guerra, y de lo que ella llama la segunda violación/masacre de Nanking: los intentos de las autoridades niponas (y sus aliados) de pretender que nunca pasó, de no enseñar la verdad en sus escuelas o de atenuar la magnitud y gravedad de los actos cometidos; de su negativa a ofrecer reparaciones, de su intento de maquillar la historia.

Es una lectura brutal debido a los niveles de perversidad descritos, pero sin duda relevante y necesaria para conocer este oscuro capítulo de la historia tan poco presente en la memoria occidental, el cual supuso un exterminio igual de grave y reprensible que el ejecutado por el régimen nazi.