Así es, los dramedys británicos escritos por alguien inspirándose en su experiencia personal atacan de nuevo. Ya en enero comentaba la brillante In My Skin, y bueno, la última serie de este tipo en sumarse a la lista ha sido This Is Going To Hurt, creada por Adam Kay y basada en la memoria homónima del mismo (que en español encuentran con Editorial Planeta). 

Situándose en 2006, Adam Kay ficcionaliza sus estresantes años como médico residente en la sala de obstetricia y ginecología de un hospital del Sistema Nacional de Salud del Reino Unido, convirtiendo esta autoficción en una especie de drama médico en el que vemos situaciones parecidas a las que veríamos en cualquier otro drama médico, excepto que aquí no se relatan historias romantizadas de heroísmo protagonizado por los valientes doctores de turno, sino que se muestra la forma en la que estos apenas sobreviven a un carente sistema que termina por asfixiar. Un sistema lleno de sobrecarga de trabajo, falta de personal, pocas horas de sueño, nulo interés en procurar la salud mental de sus profesionales (un punto en el que la serie hace hincapié al señalar la alarmante tasa de suicidios entre médicos), instalaciones descuidadas porque los fondos no son correctamente distribuidos...; en fin, lo que en cualquier parte del mundo supone una problemática relevante (y lo que deja pensando: si así es como te pintan el sistema británico, ahora imagínense la situación por acá, en el horror cotidiano del tercer mundo).

Pero lo que convierte a esto en una serie imperdible es su estupendo guion, que nos permite conocer a su protagonista, Adam, en toda su complejidad, cinismo y humanidad, haciendo uso además de un logradísimo humor ácido (muy típico de estas producciones y que yo disfruto en demasía), y en varias ocasiones también de la ruptura de la cuarta pared para disparar comentarios llenos de sarcasmo e ironía. En serio, el diálogo es una delicia. 

Así seguimos al personaje en el hospital pero también fuera de él, en su vida personal, específicamente en su relación con su pareja Harry y, muy de pasada, con su madre poco flexible. Vemos también cómo Adam la caga estrepitosamente en todos los frentes, lo cual me encanta porque ¿qué hay mejor que presenciar en la ficción a gente siendo imperfecta, cometiendo errores, jodiéndola en grande? No sé ustedes, pero en mi caso es algo que aprecio mucho. Y aquí el modo de abordar tanto la responsabilidad individual como los factores externos/estructurales que llevan a cometer dichos errores es maravilloso. Por no hablar de lo magnífico que está Ben Whishaw en el papel (aunque eso no es sorpresa; al menos en esta casa es favorito y se sabe que su nombre es garantía), al igual que Ambika Mod como Shruti, la relativamente nueva médica residente que se encuentra batallando en sobrellevar el estrés del trabajo y del estudio para sus exámenes. En ellos dos recae todo el drama, y lo sostienen fenomenalmente de principio a fin. 

Son siete episodios de cuarenta y tantos minutos perfectamente construidos que se pasan volando. Si le dudan porque a ustedes no les van los dramas médicos y cosas parecidas (como a mí), créanme que esta serie/miniserie vale mucho la pena, y tras los primeros minutos los tendrá enganchados. 

En resumidas cuentas, This Is Going To Hurt triunfa en todo: en su drama, en su comedia y en su comentario social. (Y sí que llega a doler). Por demás recomendada.