Chismes, corazones rotos, drogas y rock 'n roll. En esta peculiar novela Jenkins Reid nos invita a conocer, en retrospectiva y a modo de entrevista/documental, la historia de una banda de rock ficticia de los 70s; de una agrupación que, así de rápido como alcanzó la cima, se terminaría separando por las relaciones y los problemas personales que se fueron gestando entre sus integrantes, como suele suceder. 

Fue una novela que disfruté más de lo que esperaba, sobre todo porque hace unos años intenté leerla y no había avanzado mucho cuando decidí que no era para mí. Pero ahora con la venida de su adaptación me volvió a entrar la curiosidad, y esta vez la cosa resultó diferente. No me cambió la vida ni nada, pero la encontré muy entretenida y aprecié muchísimo su formato, ya que permite conocer muy bien todos los puntos de vista de los personajes y las disonancias que en ocasiones se perciben entre los mismos. Y otra cosa que me pareció sobresaliente fue la forma en la que trata a sus personajes femeninos. Tanto Daisy, la despampanante superestrella, como Camila, la esposa de la otra estrella, y Karen, la tecladista de la banda, representan caracteres muy distintos e interesantes en relación al ambiente y a la industria que se representa, destacando el modo en el que se les da una decisiva libertad de ser ellas mismas. Y en fin, en sus páginas hay amor, desamor, proceso de grabación de un supuesto discazo, problemas de adicción y canciones ad hoc. Sí andaría comprándome una playera de Daisy Jones & The Six. 

En Fatal, Carolina Unrein abre su corazón al contar las dificultades que en su corta vida ha tenido que sortear debido a simplemente ser quien es: una mujer trans; pero antes de eso, una niña y una adolescente trans. 

Tambien nos relata su proceso personal en relación al procedimiento quirúrgico de su vaginoplastia, durante el cual sus padres la apoyaron y estuvieron ahí para cuidar de ella. Es muy bonito ver que por tanto odio que hay en este mundo también hay amor, un amor que abraza y cura. Aunque claro, no por este ejemplo de padres que no les niegan el afecto a sus hijes por cosas tan tontas como no verles y quererles por quienes son significa que la situación esté mejorando para la comunidad trans, y así lo expone Carolina al exigir reparación de daños a esta sociedad transfóbica, al exigir un mejor mundo para ella y sus hermanes. 

Resalta además el tema de la soledad y la incesante búsqueda de una aceptación que lleva a un estado de vulnerabilidad que a su vez conduce al abuso. Me gustó mucho leer a Carolina y saber que sigue aquí, aunque gracias a una fortaleza que las personas trans no deberían por qué construir para simplemente poder (sobre)vivir.