Leah a destiempo es esa secuela/spin-off que no pedimos (al menos yo no lo vi venir) pero a la que con gusto le dimos la bienvenida, sobre todo aquellos que disfrutamos de Yo, Simón, Homo Sapiens y/o de la adaptación que llegó a la pantalla grande el año pasado.

(Y cuando comencé a escribir esto aún no salía la noticia, pero al parecer pronto tendremos otro spin-off –de la mano de Disney+–, ahora en forma de serie de televisión, el cual estará ambientado en este mismo universo pero siguiendo a personajes totalmente nuevos).

Pero centrándonos en Leah, en este libro nos volvemos a encontrar con el grupo de amigos de Shady Creek que ya conocemos, esta vez poniendo el foco en el personaje que da título a la novela, a quien recordaremos por ser mejor amiga de Simon Spier y baterista de una banda.

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Ha pasado un año desde la historia de Simon y ahora todos se encuentran en su último curso de bachillerato. Leah se enfrenta entonces a la realidad de cómo todo va a cambiar, a lo que viene antes de ello (la graduación) y a las nuevas dinámicas y sentimientos que emergen entre el grupo de amigos, en especial los suyos hacia Abby Suso.

Albertalli nos regala otra historia amena, sin mayor complejidad que seguir a una carismática e imperfecta chica adolescente en un periodo de tiempo determinado; tiempo en el que tendrá que resolver varias cuestiones consigo misma y con aquellos que la rodean, además de llevarnos a ser testigos de cómo hace frente a lo que siente por otra chica. Y en estos tiempos en los que estamos ávidos de representación en la literatura juvenil (y en todos lados), tener a una protagonista que se define a sí misma como bisexual me parece maravilloso, y a eso súmenle el hecho de que se trata de una chica de talla grande y tenemos la clase de protagonista que ya no debería ser poco común encontrar en la ficción. Me encanta.

Y aunque la trama no sea nada del otro mundo, vaya que se disfruta; la lectura se pasa volando entre risas, interacciones adorkables entre los personajes y referencias a Harry Potter y a la cultura pop en general (mi favorita fue la de Hamilton, claro que sí).

 Simon una vez me preguntó por qué me desagradaba tanto. Pero aquí está la cosa: Ni siquiera me desagrada Abby. Es solo que mi cerebro no funciona bien a su alrededor.

En definitiva recomendaría Leah a destiempo a quienes gustaron de Simon y quieren saber en qué andan sus personajes; y ya que supongo que esta vez sí estamos ante una despedida, puedo decir que quedé contenta con la resolución que se le dio a cada uno de ellos.